Nuevo naufragio del Puerto Real en el Sancho Dávila, en esta ocasión el Sanluqueño supo aprovechar a la perfección el mal momento puertorrealeño para conquistar los tres puntos en juego realizando un partido bastante serio. Había cierta expectación por parte de la parroquia local por ver la mejoría experimentada ante el Dos Hermanas, aunque todo indica que fue un simple espejismo porque se volvió nuevamente a las andadas.
Mucho trabajo queda por hacer en equipo de la Villa, porque la imagen dada ayer en su estadio donde sobre todo en la segunda mitad. Sin duda alguna, así no puede continuar un club que aspira a estar entre los mejores de la categoría, urge un cambio radical antes de que se toque fondo.
A pesar de todo ello, los locales comenzaron con ganas. A los cinco minutos, una falta desde la medular botada por Lolo se envenenó en su trayectoria y fue despejada de puños por Jero a saque de esquina. Una ocasión que tendría continuidad un minuto más tarde en la acción en la que el árbitro decretó penalti por derribo de Ezequiel a Winde dentro del área. Pedro Curtido lanzó, pero el guardameta sanluqueño logró despejar el cuero.
Esta inmejorable ocasión marrada resultó clave para el posterior desarrollo del choque, dado que pesó en el ánimo de los verdiblancos que de adelantarse en el tanteador hubieran encontrado la tranquilidad necesaria. Sin embargo supuso la resurrección de los pupilos de Ali, quienes avisaron al cuarto de hora con un remate de cabeza de Salamanca que se marchó alto.
Con el paso de los minutos, el Puerto Real volvió a mostrarse como un equipo aún por hacer y con un juego bastante espeso. En el colmo del infortunio, Winde tuvo que ser retirado a los veinte minutos ya que en un lance anterior sufrió un fuerte balonazo en un ojo que le produjo un pequeño derrame en la córnea.
En la recta final de la primera mitad, el Sanluqueño gozó de varias oportunidades para adelantarse en el tanteador. En una de ellas, el portero del conjunto de la Villa, Raúl, realizó una gran estirada a un lanzamiento de falta de Manolo Parejo. A falta de dos minutos para el descanso, nuevamente el cancerbero local blocó un disparo de la frontal de Fran, tras una acción personal.
En la reanudación, el Puerto Real siguió sin encontrar su juego, sin fluidez en sus acciones y con un considerable atasco en la creación de las jugadas. Bajo estos parámetros apenas llevó peligro a las inmediaciones de Jero. Por su lado, el Atlético Sanluqueño tuvo más fe en sus acciones y fue a más, demostrando algo más de fortaleza física y una mejor colocación sobre el césped.
De este modo, a la contra, los visitantes fueron llegando con mayo frecuencia al área de Raúl, hasta que en una de ellas en el minuto 64, Jose Mari pudo conectar un disparo colocado desde la frontal que entró pegado al palo izquierdo verdiblanco. Los puertorrealeños apenas tuvieron capacidad de reacción, tan sólo Pedro Curtido tuvo en sus botas el empate en un balón franco fuera del área, en vez de buscar el disparo intentó una vaselina que murió mansamente en las manos del guardameta visitante.
A falta de siete minutos para la conclusión, el Puerto Real se quedó con uno menos al ver Pablo Rotundo su segunda amarilla. Un hecho que acabó por desordenar al cuadro local que acabo totalmente roto. Otro dato que puede llevar a la preocupación es que los seguidores apenas mostraron su enfado como contra Los Barrios, síntoma de que se está acostumbrando a no ver ganar a su equipo y que el futuro, si no se pone remedio, es complicado.
Mucho trabajo queda por hacer en equipo de la Villa, porque la imagen dada ayer en su estadio donde sobre todo en la segunda mitad. Sin duda alguna, así no puede continuar un club que aspira a estar entre los mejores de la categoría, urge un cambio radical antes de que se toque fondo.
A pesar de todo ello, los locales comenzaron con ganas. A los cinco minutos, una falta desde la medular botada por Lolo se envenenó en su trayectoria y fue despejada de puños por Jero a saque de esquina. Una ocasión que tendría continuidad un minuto más tarde en la acción en la que el árbitro decretó penalti por derribo de Ezequiel a Winde dentro del área. Pedro Curtido lanzó, pero el guardameta sanluqueño logró despejar el cuero.
Esta inmejorable ocasión marrada resultó clave para el posterior desarrollo del choque, dado que pesó en el ánimo de los verdiblancos que de adelantarse en el tanteador hubieran encontrado la tranquilidad necesaria. Sin embargo supuso la resurrección de los pupilos de Ali, quienes avisaron al cuarto de hora con un remate de cabeza de Salamanca que se marchó alto.
Con el paso de los minutos, el Puerto Real volvió a mostrarse como un equipo aún por hacer y con un juego bastante espeso. En el colmo del infortunio, Winde tuvo que ser retirado a los veinte minutos ya que en un lance anterior sufrió un fuerte balonazo en un ojo que le produjo un pequeño derrame en la córnea.
En la recta final de la primera mitad, el Sanluqueño gozó de varias oportunidades para adelantarse en el tanteador. En una de ellas, el portero del conjunto de la Villa, Raúl, realizó una gran estirada a un lanzamiento de falta de Manolo Parejo. A falta de dos minutos para el descanso, nuevamente el cancerbero local blocó un disparo de la frontal de Fran, tras una acción personal.
En la reanudación, el Puerto Real siguió sin encontrar su juego, sin fluidez en sus acciones y con un considerable atasco en la creación de las jugadas. Bajo estos parámetros apenas llevó peligro a las inmediaciones de Jero. Por su lado, el Atlético Sanluqueño tuvo más fe en sus acciones y fue a más, demostrando algo más de fortaleza física y una mejor colocación sobre el césped.
De este modo, a la contra, los visitantes fueron llegando con mayo frecuencia al área de Raúl, hasta que en una de ellas en el minuto 64, Jose Mari pudo conectar un disparo colocado desde la frontal que entró pegado al palo izquierdo verdiblanco. Los puertorrealeños apenas tuvieron capacidad de reacción, tan sólo Pedro Curtido tuvo en sus botas el empate en un balón franco fuera del área, en vez de buscar el disparo intentó una vaselina que murió mansamente en las manos del guardameta visitante.
A falta de siete minutos para la conclusión, el Puerto Real se quedó con uno menos al ver Pablo Rotundo su segunda amarilla. Un hecho que acabó por desordenar al cuadro local que acabo totalmente roto. Otro dato que puede llevar a la preocupación es que los seguidores apenas mostraron su enfado como contra Los Barrios, síntoma de que se está acostumbrando a no ver ganar a su equipo y que el futuro, si no se pone remedio, es complicado.
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