El partido que ayer disputaron el Atlético Sanluqueño y el filial recreativista fue casi un calco del celebrado hace una semana, también en El Palmar, frente al San Roque de Lepe. El Atlético Sanluqueño volvió a imponer su condición de local para llevar el peso del partido aunque apenas creó peligro sobre la meta defendida por Víctor.
El Recreativo de Huelva B, por su parte, se mostró como un filial clásico, con muy buenas maneras y con la idea clara por parte de su entrenador, Joselu Jiménez, de promocionar jugadores al primer equipo. Nada que ver con otros filiales del grupo, más preocupados del ascenso de categoría que de formar futbolistas.
Volviendo a lo que dio de sí el partido, hay que decir que las ocasiones de gol fueron bastante escasas durante los primeros cuarenta y cinco minutos, y amén de una gran jugada de Dani, el mejor con diferencia de los verdiblancos ayer, y otros dos acercamientos visitantes (uno acabó dentro de la portería pero el gol fue anulado por una carga sobre Jero) los porteros apenas tuvieron que emplearse.
Dio primero el filial albiazul cuando a los seis minutos de juego Pablo Bernal se plantaba solo ante Jero pero su intento de vaselina se marchaba por encima del larguero.
La réplica verdiblanca llegó de la mano de Dani, quien a la salida de un córner se hizo con el esférico en el interior del área, buscó el hueco y se sacó un tiro cruzado al que Víctor respondió con una mano milagrosa cuando el gol ya se cantaba.
La siguiente acción digna de ser reseñada la protagonizó Fran, con un disparo fortísimo que se marchó fuera por poco.
Sin embargo, fue el Recreativo quien estuvo más cerca de adelantarse en el marcador cuando al filo de la media hora Pablo Bernal se anticipaba a Jero, cargándolo en su remate, y alojando el balón en las mallas.
Gol que no subiría al marcador al entender el colegiado que el ariete albiazul había cometido falta sobre el portero.
En la segunda mitad más de lo mismo, un Atleti que quería y no podía y un Recre B que renunció casi por completo al ataque.
Así las cosas, a medida que pasaban los minutos el juego se hacía más impreciso y aunque el esférico estaba casi siempre en campo rival, las acciones morían una tras otra en la frontal ante una zaga recreativista a la que le bastaba con no perder el sitio.
Y como cuando un partido no se puede ganar al menos hay que no perderlo, ambos contendientes fueron tomando más precauciones a medida que se acercaba el final terminando de aburrir al respetable.
Y como cuando un partido no se puede ganar al menos hay que no perderlo, ambos contendientes fueron tomando más precauciones a medida que se acercaba el final terminando de aburrir al respetable.
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